Hued Hued el aullador de la Selva Araucana


Tuve la suerte de pasar mi niñez y juventud a los pies del cerro Cayumanqui, cumbre de la Cordillera de la Costa que entre la neblina con sus impenetrables quebradas de Selva Araucana, hasta el día de hoy puebla mi mente de mágicas imágenes, olores y también de la música y de los ruidos del bosque. Recuerdo las muchas veces en que antes de saber de aves y pájaros, cuando cabro chico, recorría la espesura y escuchaba siempre sorprendido y con algún grado de temor los variados y fuertes gritos de un ser que escarbaba entre las hojarascas que en mi imaginación tomaba forma como de alguna especie de un fantástico ser, de un simio de largas garras y colmillos, de esos que aparecían en las ajadas revistas de historietas de Tarzán que nos pasábamos de mano en mano y que leíamos en los años sesenta; obviamente que sabía que en nuestro país tales mamíferos no existen, pero igual no podía abstraerme de lo que mi imaginación rápidamente iba creando apoyada de los fuertes gritos que a momento y en las partes mas oscuras de la vegetación parecían rodearnos, tanto desde la altura de los arboles como de entre las matas. Apurábamos nerviosos el paso de novatos expedicionarios con mis hermanos y el Leo, para cruzar por entre verdes ramas de Quilas (Chusquea coleou) , Helechos (Polysttichum chilense) (Blechnum chilense) (Thelypteris argentina)  y Lianas  para llegar lo más rápido posible al próximo claro, pero igual sentía que los sobrenaturales seres sin lugar a dudas nos estaban siguiendo, corriendo y colgándose con sus cuatro extremidades para nunca alcanzarnos y dejarse ver, aunque fuera por un momento, para así mostrar su gran magnitud y desfigurada figura, la que al tenor de sus ruidos me parecían de enormes proporciones. Grande fue mi sorpresa, cuando con el correr de los años descubrí que el "demonio de Tasmania" que yo pensaba habitaba el bosque cercano a mi casa, era tan solo una pequeña y hermosa ave de color café rojizo, de grandes y curiosos ojos de la familia de los Rinocriptidae, conocida comúnmente como Hued Hued, con nombre científico Pteroptochos tarnii, de alguna manera parecida a un pequeño pollo de corral, de esos que rodean por montones las casas del campo chileno. Pero no soy el único que se ha visto sorprendido y tal vez embrujado por este pequeño habitante del bosque, en su obra Diario de Viaje de un Naturalista, nada menos que el padre de la ciencia moderna, don Carlos Darwin, también sorprendido por sus fuertes llamados nos dice que los ingleses en su época le decían pájaro ladradorEn nuestro tiempo, el singular ornitólogo, Álvaro Jaramillo, en su obra Aves de Chile, nos ilustra que su canto es una serie de gritos graves y potentes, que se le siente escarbar ruidosamente con sus fuertes patas pero que es difícil de ver, dice que se posa también sobre los arboles, señalando de este y de toda su familia que son famosos por su naturaleza vocal y que a la vez resultan frustrantemente escondidizos. Es capaz de escarbar largas galerías bajo la tierra donde pude esconderse para anidar y dormir. Para el pueblo Mapuche Hued Hued significa loco, en un sentido más bien divertido, refiriéndose a alguien que es bromista y extrovertido que acompaña y entretiene con sus vocalizaciones graciosas al caminante por el bosque. Ficha Hued Hude

Bibliografía:
Álvaro Jaramillo, Aves de Chile
Paulina Riedemann Gustavo Aldunate, Flora Nativa, Chile Zona Sur y Austral, Zona Centro
Charles Darwin, Diario de Viaje de un Naturalista
Marcelo y Pablo Carnevari, Gustavo Carrizo, Guillermo Harris, Jorge Rodríguez Mata y Roberto J. Straneck, Nueva Guía de las Aves Argentinas, Tomo i y ii
Ricardo Rozzi, Guía Multi-étnica de Aves de los Bosques Templados de Sudamérica Austral