Este cuento lo escribo para mi nieta Aurora, nacida así casi un año en Febrero 2015, como todo
cuento con mucho de fantasía pero también con algo de verdad y de todas maneras con mucho de Las Aves que Viven en Chile. Para aquellos que han tenido la fortuna de conocer el Parque Nacional Conguillío, espero les produzca gratos recuerdos y les traiga a la memoria, las imágenes de esos maravillosos parajes, en los que alguna vez estuvieron. La idea es ir agregando al blog un capítulo por semana, espero que les guste!!!
cuento con mucho de fantasía pero también con algo de verdad y de todas maneras con mucho de Las Aves que Viven en Chile. Para aquellos que han tenido la fortuna de conocer el Parque Nacional Conguillío, espero les produzca gratos recuerdos y les traiga a la memoria, las imágenes de esos maravillosos parajes, en los que alguna vez estuvieron. La idea es ir agregando al blog un capítulo por semana, espero que les guste!!!
Primera Parte: Lago Conguillío.
En un lugar llamado Conguillío, justo por detrás del volcán Llaima, un paraíso aquí en la tierra dicen muchos y yo también, hace unos 40 años atrás, vivía un niño pehuenche de nombre Lautaro (igual que el héroe del pueblo Mapuche), que en su lengua materna significa Traro o Carancho veloz, tiene unos ocho años y su casa se encuentra a la orilla de una pequeña laguna llamada Arcoíris, porqué sus aguas transparentes reflejan el fondo cubierto de grandes troncos en múltiples colores, su padre es Lorenzo y su madre mucho más joven que este último, es Suyai que en castellano significa Esperanza, tiene tres hermanas mujeres más pequeñas que él, la más chica todavía es una guagua, todas son muy alegres y juguetonas, Lautaro que es más serio, piensa que demasiado, pero su compañía de todos los días es un perro viejo, enorme como un oso, llamado Cholo, por su pelaje entre negro y café como el de un Lobo de Mar, de esos que abundan en los roqueríos de la costa del Pacifico. Siendo pequeño, muchos años atrás, quedó abandonado en un aserradero de gente que venía del Norte a cortar Araucarias por el verano cuando la nieve no cubre la zona, al encontrarlo Lorenzo, como conocía al cachorro este lo siguió hasta su casa jugueteando con los cordones de sus grandes calamorros.
ENLACE PARTE II: Los Piñones
ENLACE PARTE III: Los Gringos
ENLACE PARTE IV: Laguna Verde
ENLACE PARTE V: El Viaje
ENLACE PARTE VI: Laguna Captren
ENLACE PARTE VII: La Machi
ENLACE PARTE VIII: Final
En un lugar llamado Conguillío, justo por detrás del volcán Llaima, un paraíso aquí en la tierra dicen muchos y yo también, hace unos 40 años atrás, vivía un niño pehuenche de nombre Lautaro (igual que el héroe del pueblo Mapuche), que en su lengua materna significa Traro o Carancho veloz, tiene unos ocho años y su casa se encuentra a la orilla de una pequeña laguna llamada Arcoíris, porqué sus aguas transparentes reflejan el fondo cubierto de grandes troncos en múltiples colores, su padre es Lorenzo y su madre mucho más joven que este último, es Suyai que en castellano significa Esperanza, tiene tres hermanas mujeres más pequeñas que él, la más chica todavía es una guagua, todas son muy alegres y juguetonas, Lautaro que es más serio, piensa que demasiado, pero su compañía de todos los días es un perro viejo, enorme como un oso, llamado Cholo, por su pelaje entre negro y café como el de un Lobo de Mar, de esos que abundan en los roqueríos de la costa del Pacifico. Siendo pequeño, muchos años atrás, quedó abandonado en un aserradero de gente que venía del Norte a cortar Araucarias por el verano cuando la nieve no cubre la zona, al encontrarlo Lorenzo, como conocía al cachorro este lo siguió hasta su casa jugueteando con los cordones de sus grandes calamorros.
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