En repetidas oportunidades he escrito en estas paginas sobre la gran admiración que tengo y que muchos más tienen por el Chucao de la familia de los Rinocriptidaes, pequeño duende que reina en el Bosque Araucano, venerado por los pueblos originarios de la Patagonia y por todos los que hemos tenido la enorme alegría de adentrarnos por sus maravillosos parajes, para entre y desde el verde follaje sentir el profundo llamado del Chucao.
En tal sentido que mejor que acompañados por el canto de las ilustres letras del gran Pablo Neruda, en una experiencia casi mística, los invito a caminar por el interior del universo del Chucao que es la Selva Virgen de Chile:
"Ay qué grito en las soledades!
Voy por los bosques, anchas hojas,
gotas de lluvias o cantáridas
y se hunden mis pies en el suelo
como en una esponja mojada:
es fría la sombra que cruzo,
frío el silencio y transparente:
no pasa nadie por aquí,
por este lado de la tierra,
por estas páginas del agua:
no hay pasajeros perdidos
ni caballos, la selva sola,
la emanación de la montaña:
su cabellera triturada:
sus infinitos ojos verdes
y el chucao lanza su lanza,
su largo grito desbordante:
él rompe con su grito de agua
mil años largos de silencio
en que sólo cayeron hojas
y las raíces ocuparon
como invasores este reino.
Alta tristeza errante, canto,
campana de las soledades,
oscura flecha del chucao,
único trino sobrehumano
en la humedad enmarañada..."
Esta notable ave anida muy escondida, puede ser a gran altura en las cavidades de troncos viejos que están en pie o también en aquellos que se encuentran caídos y además se ha observado que anidan algunas veces en el suelo, al construir sus nidos pueden cavar largos túneles y ponen entre 2 a 3 huevos blancos y redondos, que incuban ambos padres, turnándose con un grito característico de la hembra llamando al macho cuando es hora de su descanso. Los polluelos salen del cascarón a los 23 días permaneciendo dentro del nido durante 3 semanas, hasta tener plumas, después durante las dos semanas siguientes se mantienen ocultos en la espesura en las inmediaciones, donde los padres los siguen alimentando. Los Chucaos casi no vuelan aunque si corren muy rápido y saltan con agilidad entre la ramas de la Quilas con sus enormes patas, y es por tal motivo que son extremadamente territoriales no permitiendo que otro macho se adentre en su porción del bosque, cuando esto ocurre ambos se pavonean, se gritan y se persiguen de un lado a otro para mirarse fijamente en forma amenazante con las plumas del cuello erizadas. Cada familia necesita alrededor de una hectárea de bosque el que al menos debe estar comunicado con otra extensión cercana que permita a los hijos formar nuevas familias. Todo esto lo cuenta entre otras cosas, la científica de Alaska Mary Willson que pasó mas de 15 años estudiando a estos importantísimos habitante del Bosque Araucano, dice que durante su investigación observó nada menos que 265 nidos.
En tal sentido que mejor que acompañados por el canto de las ilustres letras del gran Pablo Neruda, en una experiencia casi mística, los invito a caminar por el interior del universo del Chucao que es la Selva Virgen de Chile:
"Ay qué grito en las soledades!
Voy por los bosques, anchas hojas,
gotas de lluvias o cantáridas
Chucao / Scelorchilius rubecula |
como en una esponja mojada:
es fría la sombra que cruzo,
frío el silencio y transparente:
no pasa nadie por aquí,
por este lado de la tierra,
por estas páginas del agua:
no hay pasajeros perdidos
ni caballos, la selva sola,
la emanación de la montaña:
su cabellera triturada:
sus infinitos ojos verdes
y el chucao lanza su lanza,
su largo grito desbordante:
él rompe con su grito de agua
mil años largos de silencio
en que sólo cayeron hojas
y las raíces ocuparon
como invasores este reino.
Alta tristeza errante, canto,
campana de las soledades,
oscura flecha del chucao,
único trino sobrehumano
en la humedad enmarañada..."
Esta notable ave anida muy escondida, puede ser a gran altura en las cavidades de troncos viejos que están en pie o también en aquellos que se encuentran caídos y además se ha observado que anidan algunas veces en el suelo, al construir sus nidos pueden cavar largos túneles y ponen entre 2 a 3 huevos blancos y redondos, que incuban ambos padres, turnándose con un grito característico de la hembra llamando al macho cuando es hora de su descanso. Los polluelos salen del cascarón a los 23 días permaneciendo dentro del nido durante 3 semanas, hasta tener plumas, después durante las dos semanas siguientes se mantienen ocultos en la espesura en las inmediaciones, donde los padres los siguen alimentando. Los Chucaos casi no vuelan aunque si corren muy rápido y saltan con agilidad entre la ramas de la Quilas con sus enormes patas, y es por tal motivo que son extremadamente territoriales no permitiendo que otro macho se adentre en su porción del bosque, cuando esto ocurre ambos se pavonean, se gritan y se persiguen de un lado a otro para mirarse fijamente en forma amenazante con las plumas del cuello erizadas. Cada familia necesita alrededor de una hectárea de bosque el que al menos debe estar comunicado con otra extensión cercana que permita a los hijos formar nuevas familias. Todo esto lo cuenta entre otras cosas, la científica de Alaska Mary Willson que pasó mas de 15 años estudiando a estos importantísimos habitante del Bosque Araucano, dice que durante su investigación observó nada menos que 265 nidos.
Enlaces a artículos del Blog Las Aves que Viven en Chile relacionados con este tema:
El Reclamo del ChucaoLos Rhinocryptidos Duendes Guardianes de la Selva Araucana
Daniel Zamudio
El Chucao y el Hued Hued por Charles Darwin
Las Aves que Mejor Cantan en Chile
Chucao
Bibliografía:
Pablo Neruda, Arte de Pájaros
Mary Willson y Javiera Díaz, El Chucao